martes, 22 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

La Navidad ha llegado como todos los años y es momento de reflexión y de acción de gracias por todos los dones que nuestro Padre celestial nos otorga a lo largo del año.

Comparto este sencillo video que me han enviado para felicitar la Navidad, que recuerda la necesidad de tener presentes y ayudar a los que más lo necesitan, pues en todo tiempo y lugar hay situaciones que nos interpelan.




Que el Niños Jesús con su nacimiento traiga la Paz, el Amor y la Santidad a este mundo tan necesitado de los valores espirituales.

Con mis mejores deseos de unos días llenos de alegría y amor.



Taller de Oración

sábado, 12 de diciembre de 2015

Corona de Adviento

La Corona de Adviento es una tradición de los países nórdicos que poco a poco se va introduciendo en los demás. Tiene sus raíces en Alemania, ya que durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.

El color verde de las ramas es el color de esperanza y de vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.


Las cuatro velas significan la luz que disipan las tinieblas del pecado. Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Suelen ser tres de color morado, que hablan del deseo de conversión, y una de color rosa, que habla de la alegría vivida con María, por la inminente llegada de Jesús. En algunos lugares las ponen de colores diferentes:
verde, morada, rosa y blanca.


Conviene situar la corona en un lugar digno, tal vez al lado de una imagen de la Virgen, del Belén, en un sitio destacado,...

Como es una buena herramienta para que la familia reflexione sobre el significado del Adviento y una ocasión para reunirse y tener un momento natural de oración en común, propongo esta dinámica para realizar en el hogar y dando protagonismo a los niños.

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Dinámica: Corona de Adviento

- Cada domingo de Adviento se reúne la familia sola o con algunos amigos, en torno de la corona. Antes de comenzar se designa quienes participarán como lectores o encendiendo las velas, dando protagonismo a los más pequeños.

- La celebración se inicia con un saludo, se lee la lectura correspondiente y se enciende la vela.

- Se guarda un momento de silencio y se invita a hacer un propósito personal para la semana. Si los niños son pequeños, conviene que el propósito sea muy sencillo y familiar. Toda la familia se beneficia, por ejemplo, cuando sus miembros se deciden a ser más puntuales, más generosos, más ordenados...

- Se puede recitar una poesía o una canción de esperanza.

- Se concluye con la meditación correspondiente y se puede añadir un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 - La primera semana se enciende una vela, la segunda dos, etc.; puede hacerlo cada semana un miembro distinto de la familia.

- La duración no suele pasar de los 15 minutos. Hay que tener impresas las lecturas correspondientes a cada domingo.

LECTURAS


Primer domingo

Oración: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, las cuatro velas de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de los adornos de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer. 


Propósito

Meditación: Encendemos, Señor, esta luz, como aquél que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana del Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, que te esperamos!
 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Segundo domingo

Oración: Vamos a encender la segunda vela de la corona de Adviento. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.


Propósito

Meditación:Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Tercer domingo
 

Oración: Vamos a encender la tercera vela de la corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor. 

Propósito
 
Meditación: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparen sus caminos, porque ya se acerca. Preparen su alma, como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista: no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!
 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Cuarto domingo

Oración: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Encenderemos la cuarta vela de la corona de Adviento. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza.


Propósito
 
Meditación:
"Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento." (Lc 2,6-7).

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. Nos unimos a la Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón. ¡Ven pronto! ¡Ven a salvarnos! 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Taller de Oración

domingo, 6 de diciembre de 2015

Entrañas de misericordia

Estamos a punto de comenzar el Año de la Misericordia proclamado por el Papa Francisco y parece oportuno añadir una reseña sobre esta bienaventuranza tan importante en la vida del cristiano, que nos diferencia de otras religiones.

El ser misericordioso se manifiesta en cada momento de la vida y tiene una parte práctica que es observable por las personas que nos rodean.

Este texto puede servir de meditación sobre este tema y para tomar conciencia de cómo ejercerlo en el día a día.

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Entrañas de misericordia

Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia...
saldría de mi casa para encontrarme con los necesitados;
de mi apatía, para ayudar a los que sufren;
de mi ignorancia, para conocer a los ignorados;

de mis caprichos, para socorrer a los hambrientos;
de mi actitud crítica, para comprender a los que fallan;
de mi suficiencia, para estar con quienes no se valen;
de mis prisas, para dar un poco de mi tiempo a los abandonados;

de mi mundo de seguridades, para acompañar a los que viven perseguidos;
de mi pereza, para socorrer a quienes están cansados de gritar;
de mi burguesía, para compartir con los pobres.

Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia...
aprovecharía mi experiencia para ayudar a los equivocados;
mi ternura, para acoger a emigrantes y niños;
mi salud, para acompañar a enfermos y ancianos;

mi ciencia, para orientar a los perdidos;
mi responsabilidad, para cuidar a los abandonados;
mi rectitud, para buscar a los pródigos;
mi paz interior, para reconciliar a los enemigos;

mi amor, para acoger a los desengañados;
mi oración, para hacerme más hijo y hermano;
mi vida, para darla a quien la necesita.


Taller de Oración