domingo, 25 de noviembre de 2012

Consejos de un cura veterano a uno joven

En esta ocasión comparto un texto que me ha parecido interesante para meditar sobre él, aunque va dedicado especialmente a los sacerdotes jóvenes más que a los catequistas.

Son unas reflexiones que nos hacen meditar sobre el papel de un joven sacerdote cuando se enfrenta la tarea de dirigir una parroquia.

Espero que sea útil a alguien.

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Consejos de un cura veterano a uno joven

El único Salvador es Jesucristo. El cristianismo ya está inventado. Ayudar a vivirlo hoy es tu misión.

Si predicas a los demás que escuchen la Palabra de Dios, escúchala tú primero. Pues 'antes de hablar de Dios, hay que hablar con Dios'. La oración no tiene buena prensa, pero sin ella no “saborearás” a Dios. Y cuando hables, prepárate, que sabemos mucha teología, pero somos capaces de decir muchos “disparates”.

No te pegues al dinero, pésimo pegamento, 'mal amo, pero buen criado'. No abunda hoy el “cura avaro”, sino el “gastón”; ni uno ni otro evangeliza.
Si pudiendo elegir un trabajo, escoges el menos remunerado, estarás cerca del Evangelio. Si además esto lo haces “sin presumir”, más evangélico aún. Y no gastes “aires de superioridad”: la sencillez gana los corazones.

Al llegar a un pueblo elogia su agua, su clima y sus gentes. Si empiezas desarmándolo todo, malo, malísimo. Decía otro cura de antaño: 'en el primer año ver, oír y callar, sobre todo callar. Y como norma, hablar siempre bien del antecesor'. Esto edifica “cantidad”.

Si gastas dinero de la comunidad, rinde cuentas a la comunidad.
Nunca llames “perder el tiempo” a charlar con la gente de sus cosas y preocupaciones, sean cristianas o no. Basta que sean personas. Y menos creer que escuchar y perdonar pecados es labor inútil, aunque lo parezca y no “brille”.

Si te toca ayudar a un cura mayor, recuerda que es cura y que es mayor.
Consulta tus proyectos con peritos, compañeros, pueblo, comunidad. Consultar no es tiempo perdido. Tú no eres infalible… ¡Y la Iglesia tiene más de dos mil años!

En ocasiones te verás convertido en custodio de arte religioso. Todo arte, y más el religioso, es signo de la belleza de Dios. Respétalo como algo divino.
No te metas a “gobernar” la política, la cultura, los sindicatos… ¿Te parece poco extensa tu parcela religiosa? Respeta la ley de “incompatibilidades”. Y no seas cacique.

Tu tarea apostólica quedará estéril si no suscitas hombres y mujeres apóstoles en todos los campos. Haz comunidad continuadora de la obra de Jesús.

Tarde o temprano, el horizonte de tu vida aparecerá marcado por el dolor, la tentación, la fragilidad, la cruz. Eres ministro del crucificado. No extrañes, no rehúyas la cruz. Tu celibato te exigirá renuncia, ofrecimiento, lucha… ¡Y somos tan frágiles! Por lo menos andemos advertidos por el mundo.
























viernes, 5 de octubre de 2012

Dios te dice...

Una de los aspectos más importantes del cristiano es descubrir a Dios en las cosas cotidianas para poder establecer un diálogo de oración continuo con El.

En esta dinámica se relacionan circunstancias de la vida con la respuesta de Dios, haciendo especial hincapié en el amor y la misericordia divinas. 

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Dinámica: Dios te dice...

Objetivo: meditar sobre misericordia de Dios con cada uno de nosotros, a pesar de nuestras limitaciones.

Material: fotocopia del texto para trabajar sobre él.

Duración: Entre 30m. y una hora de trabajo personal. Puesta en común opcional. 

Realización sugerida:
1) Leer el pasaje de las bienaventuranzas Mt 5, 1-12
2) Hacer una meditación centrada en el pasaje y en la misericordia de Dios.
3) Repartir el texto y dejar 30 minutos de meditación personal, sugiriendo añadir alguna línea más al texto.
Si las personas tienen agilidad en el manejo del Nuevo Testamento se puede pedir que busquen las citas apropiadas a cada frase y luego lo pongan en común explicando el porqué.
4) Puesta en común, compartiendo las líneas añadidas. 

Texto:


DIOS TE DICE...

Si nadie te ama, mi alegría es amarte.
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y mi alegría.
Si nadie te necesita, yo te busco.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo en mis brazos.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me hablas, trátame de tú.
Si me pides, soy don para ti.
Si me necesitas, te digo: estoy aquí dentro de ti.
Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy fiel contigo.
Si quieres hablar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad en tu corazón.
Si estás en prisión, te voy a visitar y liberar.
Si te marchas, no quiero que guardes las apariencias.
Si piensas que soy tu rival, no quiero quedar por encima de ti.
Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente, un niño.
Si estás excluido, yo te acojo.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mí.


Taller de oración

jueves, 13 de septiembre de 2012

Adoración Eucarística Infantil

La adoración de la eucaristía fuera de la misa es una devoción muy antigua, que se viene realizando desde el siglo IX en la Iglesia con grandes frutos espirituales. Su historia hasta nuestros días se puede ver pinchando aquí y aquí por ejemplo.

En los últimos años se ha incentivado la adoración eucarística para niños, como una manera de hacerles participar de la proximidad de Cristo y que tengan una experiencia de oración personal desde pequeños, además de ser un buen momento para dialogar con los padres y familiares, fomentando los vínculos de amistad.

Esta dinámica presenta unas pautas de actuación para preparar una sencilla adoración con niños y con sus familias.

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Dinámica: Adoración Eucarística Infantil

- Objetivo: reunir a los niños entorno a la Eucarístía.

- Edad: desde cero hasta 12 años.

- Duración: 30 minutos de adoración y luego una pequeña convivencia.

- Periodicidad: una vez al mes.

- Desarrollo sugerido:

1) Se les convoca 15 minutos antes para ensayar alguna canción mientras van llegando.

2) Puestos en pie el sacerdote expone la custodia.

3) Se canta una canción (o se pone música).

4) Se lee un pasaje breve del Nuevo Testamento (parábola o pasaje del tiempo litúrgico correspondiente, a ser posible que haga alusión a temas adecuados a la edad).

5) Se hace un pequeño comentario, incluyendo preguntas para que los niños lo expliquen con sus propias palabras, para ver si lo han comprendido.

6) Un minuto o dos de silencio.

7) Peticiones y acción de gracias personal de los niños dirigidas a Jesús.

8) Se canta otra canción (o en su defecto se pone música).

9) Rezo de una oración que se conozcan (Padrenuestro, Jesusito de mi vida, Angel de la guarda,...).

10) Bendición final y despedida. 

(Todo lo anterior no debe sobrepasar la media hora. Es preferible que se queden con ganas de repetir a que se aburran) 

11) Terminar con una sencilla merienda o similar traída por los padres para comentar con ellos, jugar con los niños,... y hacer que pasen un rato agradable y distendido, favoreciendo la amistad.


Taller de oración 

miércoles, 4 de julio de 2012

¿Cuidas tu corazón?

El cuidado del cuerpo es una preocupación habitual en nuestra sociedad, pero no lo es tanto el cuidado y la salud del espíritu.

Siguiendo este paralelismo, con esta dinámica se pretende hacer reflexionar acerca de la actitud de ayuda y servicio a los demás, del perdón, y de la necesidad de acercarse frecuentemente a Dios en la Eucaristía.

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Dinámica: ¿Cuidas tu corazón?

Material: fotocopia del test. 

Duración: Entre 30 minutos y una hora. 

Realización sugerida:

1) Leer 1 Cor 13 y hacer una meditación sobre la misma de unos 15 minutos. Puede ser otro texto similar.
2) Repartir el test y dejar unos minutos para rellenarlo.
3) Puesta en común, teniendo en cuenta la interpretación que viene más abajo.

Se puede pedir alguna participación, especialmente comentar algunos casos concretos donde la respuesta haya sido SI, para ver cómo se materializa.

También se pueden solicitar comentarios sobre algún NO, para encauzar y dar pautas de comportamiento.


Interpretación del test:

Mayoría de NO: Debes ponerte manos a la obra. Pues aunque estés pensando que este test ni te ayudará a aprobar el curso ni a conseguir un mejor trabajo…, está en juego, ni más ni menos, tu propia felicidad.

Mayoría de A VECES: Tu corazón gozará de mayor dicha en la medida en que en la balanza de tu corazón las buenas acciones dobleguen a las malas… ¡Haz la prueba y lo comprobarás!

Mayoría de SI: ¡Enhorabuena! Sigue así, no te descuides. Ah, y no olvides compartir con tus hermanos el tesoro que Dios ha puesto en tu vida.


Test: ¿Cuidas tu corazón?

Cuidar físicamente nuestro corazón es cuidar nuestra salud; cuidar espiritualmente nuestro corazón es cuidar nuestro ser persona…

De lo primero depende mejorar nuestra calidad de vida; de lo segundo, mejorar nuestro grado de felicidad.

Realiza el siguiente test con sinceridad y comprueba los resultados:

Cuestión
SI
NO
A VECES
1. ¿Practicas el deporte favorito de Dios: el servir? ¿Te pones rápidamente en camino cada vez que algún hermano necesita que le eches una mano?



2. ¿Mantienes una dieta de corazón equilibrada? Es decir, baja en materialismo, egoísmos y apariencia; y rica en perdón, amor y fraternidad.



3. ¿Llevas una vida en paz contigo mismo y con los demás, pensando y actuando mucho más con el corazón que con el interés personal?



4. A pesar de que tu estudio o trabajo te produzca, en ocasiones, cierto estrés, ¿te retiras al terminar con el corazón satisfecho por el trabajo bien realizado?



5. ¿Duermes cada día “a corazón suelto” pues eres capaz de poner tu jornada, tus alegrías y fracasos, en manos de Dios?



6. ¿Evitas los malos humos en tu entorno? ¿Combates la contaminación del corazón (las caras largas) contagiando a tus hermanos con la sonrisa de Dios?



7. ¿Tomas regularmente el alimento del alma? ¿Acudes a tu parroquia, diaria o semanalmente, a celebrar con tus hermanos la Eucaristía?



8. ¿Llevas el sobrepeso de tu corazón a raya? Al igual que cuidas tu cuerpo, ¿haces todo lo posible por conseguir un corazón 10?



9. ¿Usas diariamente la medicación correcta: el perdón, para tener un corazón saludable? ¿Tomas dicha medicación cada vez que la necesitas sin esperar a que el otro (la otra parte afectada) lo haga antes?



10. ¿Te haces controles periódicos del corazón? ¿Acudes habitualmente a tu Médico de Guardia, a Jesús de Nazaret, sin esperar a que la indiferencia, la amargura o la desdicha se conviertan en enfermedades de extrema gravedad?





viernes, 29 de junio de 2012

Carta a Diogneto

La carta a Diogneto fue escrita en el siglo II y narra las impresiones de un pagano al ver cómo vivían los cristianos en esa época dentro del imperio romano.
Puede servir para contrastar la vida de los cristianos de entonces con la nuestra y tomar conciencia de la trascendencia social de nuestros actos como católicos.
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Dinámica: Carta a Diogneto

Objetivo: caer en la cuenta de cómo vivimos nuestro cristianismo en la actualidad, comparándolo con sus inicios.

Material: fotocopia de la carta para trabajar sobre ella.

Duración: Entre 30m. y una hora de trabajo personal. Puesta en común. 

Realización sugerida:
En primer lugar se da una sencilla charla sobre los primeros cristianos, la importancia de vivir la fe en la práctica y el papel que desempeña la Iglesia.
Se reparte fotocopia del texto adjunto y se deja un tiempo de trabajo y meditación personal.
Es conveniente hacer una puesta en común del grupo para evaluar las impresiones y resaltar el compromiso personal de cada uno.

Texto:

Carta a Diogneto (siglo II) 

Los cristianos en el mundo. 

Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.

Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. 

Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.

Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. 

Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.

Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible. 

La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.

El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción celestial. 

El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.


martes, 15 de mayo de 2012

Encuentro con el Espíritu Santo

Desde el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es una realidad que nos acompaña continuamente aunque no nos demos cuenta.

La idea de esta dinámica es sobre todo meditar acerca la acción del Espíritu Santo en nosotros, y aprovecharlo para moverse con soltura por los libros del Nuevo Testamento que hacen referencia a El. 

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Dinámica: El encuentro con el Espíritu Santo

Objetivo: 1) meditar sobre la acción del Espíritu Santo en nosotros
2) adquirir soltura en el manejo del nuevo testamento. 

Material: Nuevo Testamento y fotocopia del cuestionario adjunto para trabajar sobre él. 

Duración: Entre 30m. y una hora de trabajo personal. Puesta en común opcional.

Realización sugerida: 
En primer lugar se da una sencilla charla sobre el Espíritu Santo y el papel que desempeña en la Iglesia.
Se reparte fotocopia del cuestionario adjunto y se deja un tiempo de trabajo y meditación personal.
Es conveniente hacer una puesta en común del grupo para ver la riqueza que efectivamente otorga el Espíritu cuando nos ponemos en disposición. 


Cuestionario: 

1) Describir el papel que juega el Espíritu Santo en los primeros cristianos.

2) ¿Cómo se muestra el “poder del Espíritu Santo”?

3) ¿Dónde reside la esperanza de los primeros cristianos?

4)  ¿Qué frutos produce el Espíritu Santo?

5) ¿Es fácil oír la voz del Espíritu y dejarse llevar por ella? 

Textos de consulta: 

Hc 1; Hc 2; Hc 5, 29-32; Hc 8; Hc 24, 1-21; Rom 8, 1-17; 2Cor 4, 7-18; Ef 1, 14-21; Ga 5, 16-26.

Para meditación personal: 

La Escritura nos describe muchos datos de la acción del Espíritu Santo en las primeras comunidades. 
¿Cómo se traducen las realidades antes descritas en mi vida? 
¿Qué me aporta la vida del espíritu en mi realidad cotidiana? 
¿Soy capaz de superar el conformismo que me limita? 
¿Dónde centro mi esperanza?


Taller de oración

viernes, 27 de abril de 2012

El mundo dice... Cristo responde

Esta dinámica sigue el mismo esquema que la titulada La respuesta de Cristo, añadiendo una columna encabezada El mundo dice, para reflexionar sobre lo que la sociedad actual responde a los problemas personales, en contraste con lo que Cristo afirma.

En este esquema, las columnas Tú dices y Cristo te responde están coordinadas y no hay que buscar la respuesta correcta como en la dinámica mencionada, pero sí requiere manejar un poco el Nuevo Testamento.

Esta variante se presta más para la puesta en común una vez realizada.



Tú dices:
El mundo dice:
Cristo te responde:
“¡...es imposible!”

Lc 18, 27
“Estoy muy cansado”

Mt 11, 28-30
“Nadie me ama de verdad”

Jn 3, 16
“No puedo más”

2Cor 12, 9
“Yo no lo puedo hacer”

Fil 4, 13
“No soy capaz”

2 Cor 9, 8
“No me puedo perdonar”

Rm 8, 1
“No tengo fe suficiente”

Rm 12, 3
“Tengo miedo”

2Tim 1,7
“Siempre estoy preocupado y frustrado”

1 Pe 5, 7
“No soy suficientemente inteligente”

1 Cor 1, 30
“Me siento solo”

Hb 13, 5


Taller de oración

martes, 24 de abril de 2012

La respuesta de Cristo

Esta dinámica pretende familiarizar a los jóvenes con el manejo del Nuevo Testamento y confrontar sus enseñanzas con la vida cotidiana. 

Conviene realizarla después de haber hablado de los libros que componen el Nuevo Testamento y de cómo Cristo va dando enseñanzas muy prácticas para las situaciones de la vida corriente.

Básicamente consiste en comparar expresiones habituales de la vida con la respuesta que Cristo da a cada una de ellas. 

Otra dinámica similar con alguna variante la he titulado El mundo dice... Cristo responde y está aquí.

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Dinámica: La respuesta de Cristo

Objetivo: 1) adquirir soltura en el manejo del Nuevo Testamento; 
2) meditar y aplicar las recomendaciones de Cristo a la vida personal de cada uno. 

Material: Nuevo Testamento y fotocopia del anexo para trabajar sobre él.

Realización sugerida: Después de la charla se reparte la fotocopia y se da un tiempo para trabajar personalmente.

Se trata de buscar en el Nuevo Testamento las respuestas a las frases de la columna Tú dices y señalar las correctas con una flecha en la columna Cristo te responde

Las respuestas correctas vienen más abajo.

Duración: Entre 30m. y una hora de trabajo personal. Puesta en común opcional.

Anexo

Tú dices:
Cristo te responde:
“¡...es imposible!”
Hb 13, 5
“Estoy muy cansado”
Jn 3, 16
“Nadie me ama de verdad”
Rm 12, 3
“No puedo más”
Lc 18, 27
“Yo no lo puedo hacer”
2Cor 12, 9
“No soy capaz”
1 Pe 5, 7
“No me puedo perdonar”
2 Cor 9, 8
“No tengo fe suficiente”
Rm 8, 1
“Tengo miedo”
2 Tim 1,7
“Siempre estoy preocupado y frustrado”
Fil 4, 13
“No soy suficientemente inteligente”
Mt 11, 28-30
“Me siento solo”
1 Cor 1, 30

Las respuestas correctas a cada item son:

Tú dices: “!...es imposible!”
Cristo te responde: “Todo es posible!” (Lc 18, 27)

Tú dices: “Estoy muy cansado”
Cristo te responde: “Yo te haré descansar” (Mt 11, 28-30)

Tú dices: “Nadie me ama de verdad”
Cristo te responde: “Yo te amo” (Jn 3, 16)

Tú dices: “No puedo más”
Cristo te responde: “Mi gracia te basta” (2Cor 12, 9)

Tú dices: “Yo no lo puedo hacer”
Cristo te responde: “Todo lo puedes conmigo” (Fil 4, 13)

Tú dices: “No soy capaz”
Cristo te responde: “Yo te haré capaz” (2 Cor 9, 8)

Tú dices: “No me puedo perdonar”
Cristo te responde: “Yo te perdono” (Rm 8, 1)

Tú dices: “Tengo miedo”
Cristo te responde: “No tengas miedo” (2 Tim 1,7)

Tú dices: “Siempre estoy preocupado y frustrado”
Cristo te responde: “Echa sobre mí tus cargas” (1 Pe 5, 7)

Tú dices: “No tengo fe suficiente”
Cristo te responde: “Yo he dado a todos una medida de fe” (Rm 12, 3)

Tú dices: “No soy suficientemente inteligente”
Cristo te responde: “Yo te doy sabiduría” (1 Cor 1, 30)

Tú dices: “Me siento solo”
Cristo te responde: “Nunca te dejaré ni te desampararé” (Hb 13, 5)



viernes, 20 de abril de 2012

Ser luz de Cristo

Esta dinámica es muy bonita e ilustrativa para despertar la idea de que Cristo se manifiesta a través nuestro: tenemos que ser luz que ilumine el camino de la vida según las características de cada uno.

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Dinámica: Ser luz de Cristo
Idea: profundizar en que a través de nosotros se manifiesta la luz de Cristo, que somos sus siervos ‘inútiles’, y que si no lo ven los demás encarnado en nosotros es una luz que se pierde.
Objetivo: meditar en los hechos de la vida de Jesús donde se manifiesta su acción redentora sobre los hombres. Ponerlos en común para enriquecimiento de todos los asistentes. 

Duración: Una hora aproximadamente. Antes hay que repartir las 14 citas entre los participantes y dejar un tiempo de reflexión personal. Si el grupo es más numeroso se puede optar por dejar las 14 o repetir alguna, ya que la exposición personal no suele coincidir.
Va una breve reflexión que puede servir de guía, aunque es preferible que sea personal. 
Sería bueno tener 14 cirios o velitas (tantos como personas vayan a comentar) para ir encendiéndolas según se van meditando, ya que todo gira en torno a la luz. 

Realización sugerida:
1) Monición de entrada. Palabras breves sobre el objetivo de esta oración compartida.
2) El que dirige lee el texto correspondiente de la cita y deja un momento de silencio para que la persona que le ha tocado dé su reflexión. Hay que supervisar el tiempo para que no se haga excesivamente largo, ya que son al menos 14.
Al terminar cada cita se puede encender una velita o cirio pequeño para poner sobre el altar.
3) Oración conclusiva. Puede ser: Acción de Gracias espontánea, Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Concluyendo con la pregunta:  
¡Y tú ¿qué luz quieres ser?!
4) Si se hace en un sitio cerrado puede haber música de fondo adecuada.

Otra forma es escribir la reflexión y colocarla en un panel, de manera que se puedan leer los diferentes tipos de 'luces' y motivar la pregunta final de qué luz se quiere ser.

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TEXTOS

1. La luz de la confianza. Jesús resucita de la muerte (Mt 28,1-8).
No temas. A pesar de que no “dabas un duro por Él,” el Señor ha cumplido su promesa… ¿O pensabas que te “iba a dejar tirado”? Pues no, a partir de ahora, tienes un Amigo en el que confiar de lleno… ¡Él jamás te fallará!

2. La luz de la vida. Los discípulos encuentran el sepulcro vacío (Jn 20,1-10).
A veces, y esta es una buena ocasión, para saber si una persona está viva o muerta, no le tomes el pulso, comprueba, más bien, la cantidad de vida que alberga en su corazón… El sepulcro está vacío, Jesús ya no está en él… ¡Búscale en tu corazón!

3. La luz de la alegría.  Jesús se aparece a la Magdalena (Jn 20,11-18).
La que surge de encontrarse cara a cara con el Señor. La que te empuja a ir a tus hermanos y contagiarles con la sonrisa del Resucitado. Recuerda: todavía quedan muchas personas que necesitan de tus alegrías para seguir soportando sus tristezas.

4. La luz de la amistad. Jesús en camino con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-19.25-27).
Son tantísimas las personas en que Dios camina a tu lado que es prácticamente imposible que no le reconozcas. Camino del cole o del trabajo, del botellón o de la parroquia… Dios te está brindando su amistad.

5. La luz de la Eucaristía. Jesús se manifiesta en la fracción del pan (Lc 24,28-35).
No lo hace en un estadio de fútbol abarrotado hasta la bandera, ni en un canal televisivo de máxima audiencia… Jesús se ha querido quedar contigo en la Eucaristía… Todos los días pide al Padre “el pan de cada día.”

6. La luz de la Buena Noticia. Jesús se aparece a los discípulos (Lc 24,36-49).
Con la resurrección de Jesús, la Palabra de Dios cobra un sentido pleno. Ahora ya puedes convertir las pequeñas-grandes acciones de cada día en Buena Noticia, en Evangelio vivo.

7. La luz del perdón. Jesús concede a sus discípulos el poder de perdonar pecados (Jn 20,19-23).
Se acabó ya el hombre viejo. Estrena cada mañana “el vestido del Espíritu Santo” que te convertirá en una persona de paz y de reconciliación.

8. La luz de la fe. Jesús confirma la fe de Tomás (Jn 20,24-29).
Cuando las dudas aleteen sobre tu corazón, mete tu tiempo, tus talentos, tu vida en las dificultades, sinsabores y debilidades de tus hermanos más necesitados. ¡Jesús se hará presente al instante!

9. La luz de la fidelidad. Jesús se aparece a sus discípulos en el lago Tiberíades (Jn 21,1-14).
A pesar de que ya lo has intentado un montón de veces, a pesar de que el tiempo no sea favorable, a pesar de que todos hayan dado su brazo a torcer… Tú echa las redes, cumple la voluntad de Dios; recogerás los frutos a manos y a corazón lleno. ¡Haz la prueba!

10. La luz del Amor. Jesús confiere el primado a Pedro (Jn 21,15-19).
No pierdas ni una ocasión en responder a la pregunta que Jesús te hace en cada hermano que pone en tu camino: “¿Me amas?” Hace más de dos mil años el Señor escogió a Pedro para levantar su Iglesia… Hoy te ha escogido a ti para continuar con su edificación.

11. La luz de la Promesa cumplida. Jesús confía a sus discípulos la misión universal (Mt 28,16-20).
Y es que Jesús no es de “los que tiran la piedra y esconden la mano.” Él ha prometido quedarse contigo todos los días, hasta el fin del mundo… Por favor, no seas tú el que le mandes al cielo con una buena pensión por los servicios prestados.

12. La luz del Compromiso. Jesús asciende al cielo (Hch 1,3-11).
¿Qué haces ahí, al igual que los galileos, mirando al cielo?... No pierdas tiempo, el Señor espera mucho de ti ¡No le falles!

13. La luz de la oración.  Con María en la espera pentecostal del Espíritu Santo (Hch 1,12-14).
Con María, dedica tu tiempo a rezar, a amar… pues nada sabe de amor el que no ora y nada sabe de orar el que no ama.

14. La luz del Espíritu Santo. Jesús manda a sus discípulos el espíritu prometido por el Padre (Hch 2,1-6).
Deja que el Espíritu de Dios ilumine tu vida. Tu fragilidad se convertirá en fortaleza, tus temores en confianza, tu tristeza en alegría, tu muerte en vida.


Taller de oración