viernes, 9 de diciembre de 2016

Decálogo de Adviento

El Adviento es tiempo propicio para la meditación mientras nos vamos preparando para el Nacimiento del Niño Jesús en nuestros corazones.
Comparto una serie de reflexiones sobre el Adviento que abarcan todos los estados de la vida y que conviene leer para llegar con buen espíritu a la Navidad.

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Decálogo de Adviento

1) Si eres pobre: ¡Alégrate de corazón! Ha nacido un Niño pobre en un portal, frágil y envuelto en pobres pañales, recostado sobre pajas en un pesebre. Prepara tus caminos y también la Navidad, con el alma limpia y con ganas de paz.

2) Si eres joven: ¡Corre a su encuentro! Ha venido para salvarnos. No podemos quedarnos pasivos y de brazos cruzados. El está siempre muy cerca. Entra en tu interior y cambia tu vida vacilante y rutinaria por una entrega gozosa y alegre. No te canses y saca fuerzas para caminar al encuentro del Señor.

3) Si eres adulto: ¡Lucha por altos ideales! Estamos en el punto central de la esperanza cristiana que nos da el sentido de la Historia inaugurada por el nacimiento de Cristo. No debe cogernos de sorpresa. El reino que Él predicaba aparecerá ante nosotros con fuerza y empezará a hacerse realidad.

4) Si eres anciano: ¡Recoge el consejo de los años! Nuestra vida actual con Cristo es una marcha en la noche de la cual vamos haciendo la meta final que se abre con una aurora de eternidad. El Adviento es una anticipación de ese día. Siempre puede ser Navidad.

5) Si eres religioso o religiosa: ¡Él es el Esposo! Lo decimos, lo cantamos, lo rezamos, lo gritamos. Queremos y amamos tu presencia salvadora. El que todo lo puede llenar de dicha, de plenitud, es Jesús. Él es, consciente o inconscientemente, objeto de todos los grandes deseos humanos.

6) Si eres sacerdote: ¡Admira y contempla! Nuestro Señor que nació en Belén nace cada día en el Altar hasta que vuelva. Cristo interviene en la historia de los hombres y penetra progresivamente en el mundo. Cristo viene a las almas por medio de la gracia en los Sacramentos, especialmente por la celebración Eucarística.

7) Si eres misionero: ¡Anuncia al Salvador! El Señor con su nacimiento ilumina a los que andan en tinieblas y en sombras de muerte. Abaja los montes y las colinas de nuestro orgullo y levanta los valles de nuestros desánimos y cobardías. Destruye los muros del odio que divide a las naciones y allana los caminos de la concordia entre los hombres.

8) Si estás enfermo: ¡Él puede curarte! Por muy hundidos que estemos tenemos la secreta esperanza que de un modo o de otro encontraremos la salvación, porque Dios piensa en nosotros y nos ama hasta el punto de darnos una y otra vez a su Hijo Unigénito.

9) Si eres padre o madre: ¡No te canses de esperar! María y José esperando y preparándose para el nacimiento de Jesús, tuvieron que ponerse en camino hacia Belén, con dolor y alegría, con dificultad, rezando y hablando, llenos de confianza. Siempre unidos.

10) Si eres cristiano: ¡Reza con nosotros, Señor! Todo se ha cumplido. El Señor es más fuerte que el mal para librarnos de todas las desgracias que encierra el pecado. Hemos de permanecer alerta, y preparar nuestros corazones, para que el nacimiento de su Hijo nos salve, ilumine las tinieblas de nuestro espíritu, escuche nuestras súplicas y nos asista con su gracia.

EPÍLOGO: Que llegues a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y la celebres con alegría desbordante y vivas el misterio con corazón humilde, adorando al que es el Señor del universo y de la historia.


Taller de Oración

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